Soy venezolana.
Mi educación fue buena.
No solo me enseñaron a leer y escribir, sino que me inculcaron la teoría de valores firmes que diferenciaban entre el bien y el mal (hago enfasis en la «teoría» porque la práctica era otra cosa)
Aprendí acerca de literatura, geografía, idiomas, ciencias y estudié mucho acerca de la historia de Venezuela y universal: ésta ultima es la que me deja pensando, analizando cómo funciona el mundo y el sistema educativo en esta mañana.
«Yo he oído las afrentas de Moab, y los denuestos de los hijos de Amón con que deshonraron a mi pueblo, y se engrandecieron sobre su territorio. Por tanto, vivo yo, dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra; campo de ortigas y mina de sal, y asolamiento perpetuo; el remanente de mi pueblo los saqueará, y el remanente de mi pueblo los heredará. Esto les vendrá por su soberbia, porque afrentaron y se engrandecieron contra el pueblo de Jehová de los ejércitos.»
Sofonías 2: 8-10 RVR1960
Me pregunto lo diferente que hubiese sido aprender de historia universal, sabiendo que era Dios, el creador del universo entero, quien obraba Su justicia por amor a Su creación y Su pueblo, en todas partes del mundo.
Me enseñaron mucho acerca de grandes generales y ejércitos, pero nunca acerca de lo que los movía a actuar, más alla de los motivos humanos mundanos de la sed de poder que nos inculcan, para aprender a avanzar por nuestras propias fuerzas en la vida.
Me cuestiono también cómo hubiese sido aprender acerca del bien y del mal según lo que hace doler el corazón de Dios y lo que le hace sonreír, entendiendo que, si elijo hacer lo malo, Dios es bueno y justo para darme lo que yo misma decido buscar, aunque le duela.
Qué diferente se ve la vida cuando ponemos a Dios en el centro, como creador y sustento de todas las cosas.
Qué diferencia es saberse anclado en la Roca inamovible que es Cristo, que te sostiene en medio de las tormentas, haciéndote saber que Él es fiel a Su palabra de permanecer en todo momento, aún en nuestra infidelidad.
¿Cómo sería si todos creciéramos con la certeza de que es Dios Todopoderoso, el que todo lo ve, quien defiende nuestra causa, obrando Su justicia sobre toda maldad para darnos la tranquilidad y el respaldo que nuestra alma necesita para vivir confiados?
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.»
Mateo 5: 3-12 RVR1960
Y si la base de nuestro desarrollo fuese el entendimiento del poder de la fe en la obra redentora de Jesús en la cruz… ya ni te cuento lo que eso sería.
«Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.»
Romanos 3: 21-16 RVR1960
Si nos dijeran que la Biblia no es un cuento de fábulas, sino EL libro de LA historia universal, que cuenta realmente quién es Dios, de dónde venimos, cómo somos, a dónde vamos y por qué… como dicen en Venezuela: «otro gallo cantaría».
Que Dios te bendiga.


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