La luz del mundo

«Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse.» mateo 5:14

Identidad

Octubre, 2025.

Inicié esta carrera hace muchos años, pero hace 4 meses decidí comenzar a tomar decisiones pensando que era conciente de lo que implicaban, pero el Señor tiene la maravillosa costumbre de hacernos ver lo equivocados que estamos, cuando creemos saberlo todo, incluso acerca de nosotros mismos.

Nunca he sido una persona que haya pensado demasiado de sí misma; aunque siempre me tuve como foco y centro de mi vida y en mi mundo distorsionado antes de Cristo todo girase en torno a mi, la realidad es que era más para agobiarme y hacerme sentir cada vez más insegura, que para levantarme a lograr grandes cosas.

Mis aspiraciones siempre fueron altas, las metas siempre se sintieron imposibles de alcanzar, aunque se mantenían con el paso de los años, y todo se sentía demasiado complicado y pesado a la vez. Nada tenía sentido.

Hoy, casi 36 años después de haber sido puesta en este mundo y con más de dos décadas de búsqueda espiritual (a veces a conciencia y a veces sin saber) por encontrar aquello que me faltaba sin saber por qué, ni para qué, puedo garantizar que el verdadero y unico motivo de mi existencia es darle la gloria a Dios por absolutamente todo en mi vida.

Eso que se dice muy rapido y que a muchos puede parecer locura, está cambiando todo en mí… a unos niveles que ni yo sabía que podían llegar a existir.

El Señor lleva un tiempo pidiéndome que escriba acerca de este proceso de caminar de Su mano, siendo guiada por Él y aunque empecé con muchas ganas, en el camino se me fueron complicando las cosas dentro de mí misma y ahora es que vuelvo a sentir que veo Su luz. Porque, para ser honesta, la vida con y en Cristo es profundamente maravillosa… tanto, que hace falta sentarse a inhalar y exhalar largo y tendido, para lograr interiorizarlo todo, y la lucha por dejar atrás lo que queda atrás, completamente y de verdad, para proseguir hacia adelante, al supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús, es tan real como la vida misma.

Los seres humanos tenemos la tendencia nada productiva ni edificante de volver a revolcarnos en el fango de donde nos han sacado, por costumbre, por tendencia, por trauma o por lo que sea que sea… y yo en eso he sido experta durante muchos años. El proceso de aprendizaje que conlleva el saber que no es necesario volver ahí y que es completamente posible no hacerlo (porque «todo lo puedo en Cristo que me fortalece»), puede considerarse largo y tedioso, pero estrictamente necesario para poder volver a empezar.

Hoy me siento sostenida.

Siento que el Señor me lleva, literalmente, en Su mano y no sé ni siquiera cómo explicar qué se siente tanto amor y protección, pero espero que quien esté leyendo estas palabras sienta aunque sea una mínima curiosidad de saber qué significa todo esto y decida, por fe, dejarle entrar en Su corazón.

Puedo asegurar que no hay experiencia más revolucionaria que esa…

Dejar a Jesús entrar es abrirle la puerta a un mundo nuevo, completamente diferente a lo que las pantallas, las luces, los colores, sabores y sensaciones del mundo te quieren vender como respuesta, pero totalmente transformador y capaz de encender un fuego que jamás nos imaginamos que podría estar dentro de nosotros, aunque no parásemos de buscar la forma de encenderlo.

Seguiremos hablando más de esto en los días por venir…

Mientras tanto,

«Que el SEÑOR te bendiga
y te proteja.
Que el SEÑOR sonría sobre ti
y sea compasivo contigo.
Que el SEÑOR te muestre su favor
y te dé su paz». – Números 6:24-26

Benciones.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *